lunes, 20 de diciembre de 2010

Capitulo 1

La noche se reflejaba en sus ojos verdes. Su espada reposaba en la funda que colgaba en su espalda. Una capa negra cubría todo su cuerpo y todo su rostro a excepción de sus ojos. Era una mujer. Sus uñas estaban pintadas de rojo, y su largo cabello negro que sobresalía de un costado de la capa le llegaba hasta la cadera. El pelo estaba recogido en una larga trenza. En su mano derecha sostenía una pequeña daga que tenía unas runas élficas grabadas en el pomo : sin piedad.
Esta daga se la había regalado su tío Bernhard de Görrh. Su tío era el hermano de su padre, el rey Kashel. En realidad, su tío y su padre se odiaban mutuamente, pero ella adoraba a los dos. Desde pequeña, mientras que su padre estaba ocupado en asuntos del reino, su tío se ocupaba de ella : con él aprendió la esgrima, con él aprendió a cabalgar mejor que los jinetes de la guardia real, con él había aprendido a leer y a escribir, con él había aprendido el arte de la música y de la danza, y con él había aprendido a luchar.
A ser una guerrera.
Y mucho mejor, a ser la mejor guerrera de todo el reino. Probablemente la mejor guerrera de todo el imperio Karun-ta. Pero su sueño más intenso era alistarse en el ejercito del clan Hannovan, que estaba compuesto por cuatro entidades de Las Siete Guerreras. Su tío lo había empezado a darle ánimos de que se alistase cuando vio lo rápido que aprendía, y lo bien que manejaba Siehel, la espada que ahora reposaba en su espalda.

Las siete guerreras eran las que tenían que traer la paz a este reino. Pero existía el caso de que algunas sólo trajeran maldad, dolor y desesperación.
Por eso, rápidamente se crearon dos clanes : el clan Bonovan, que estaba compuesto por Salmah, Eleanor y Myriel, y el clan Hannovan, que estaba compuesto por Jade, Penélope, Alma y Brunilda.
Al principio, Las Siete Guerreras eran dos familias : la familia Bonovan, al que pertenecían Salmah, Penélope y Eleanor, y la familia Hannovan, al que pertenecían Myriel, Jade,Alma y Brunilda.
Pero siempre se peleaban por asuntos del reino, y al final Penélope y Myriel se cambiaron de clan.
Salmah, Myriel y Eleanor se encargaban de traer el mal al mundo, y Penélope, Jade, Alma y Brunilda intentaban arreglar los daños causados por el clan Bonovan.
Pero, aún así, el clan Bonovan era el que más poder tenía sobre los ciudadanos. .
Años atrás, el clan Bonovan consiguió hacerse con el mando del imperio, y ahora reinaban en todo el mundo. Exiliaron a Jade, Penélope, Alma y a Brunilda a los confínes de la tierra, en un reducido terreno, al lado de un solo pueblo de apenas mil habitantes.
Los habitantes del imperio añoraban a Jade y las demás, pero no podían actuar porque temían a las Bonovan.

Por eso, hacía bastante tiempo, Seoirse había empezado la búsqueda de las hermanas Hannovan, para alistarse en su ejército, y así liberar al imperio de las hermanas Bonovan.Pero en los tres años que había viajado, no había encontrado ni rastro de ellas. Había empezado a sospechar que las cuatro guerreras habían ido trasladandose de lugar.

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Seoirse trepó ágilmente hasta lo alto de un roble. Desde allí pudo distinguir perfectamente la silueta de dos hombres a caballo que se acercaban. Desde el primer momento, desconfió.
Eso fue lo primero que su tío le enseñó.
Los observó con atención : los dos empuñaban espadas roperas, y vestían armaduras. Por el escudo que estaba grabado en la armadura pudo saber que estos hombres eran Bonovanos. Seoirse se preparó para luchar. Su tío le dijo que si un día se encontraba con un soldado Bonovano, lo tenía que matar acto seguido. Al principio, dudó. Pero como le debía obediencia a su tío, lo hizo.
Saltó agilmente de una rama que le pareció bastante resistente como para utilizarlo de punto de apoyo, y cuando estuvo en el aire, dió una voltereta y aterrizó encima del hombre que más estaba a su alcance. Ya desenvainada su espada, le asestó un golpe con el pomo. El soldado no se lo esperaba y cayó fácilmente. Cuando le derribó, lo degolló. Mientras tanto, el otro soldado ya se había preparado, y avanzaba lentamente hacia Seoirse.
- Ven aquí, nena. - le dijo susurrando.
Seoirse agarró la espada con las dos manos y la alzó sobre su cabeza.
Bajó ferozmente la espada, pero el soldado paró el ataque, y ásestó un golpe de lado.
Seoirse paró hábilmente su espada con Siehel, y le apuñaló con la daga.
El soldado soltó un gritito y se desplomó a sus pies.
Seoirse lavó la sangre en la hierba, y acto seguido, envainó la espada y volteó la daga en el aire. Acto seguido la guardo en su funda.
Seoirse siguió caminando.

2 comentarios:

  1. tu libro parese mui intresant, sigue escribiendo

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  2. Muchisimas gracias !he visitado tus blogs y me parecen que estan muy biennn !!! ;-)

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