martes, 21 de diciembre de 2010

Capitulo 2

Hoy es lunes. Un día de clase. Un día que Paz tiene que madrugar. Pero en cambio, hoy no es un día cualquiera. Hoy será un día especial para Paz, pero no porque sea su cumpleaños, ni porque no tiene exámenes. Pero Paz no lo sabía aún.

Ella caminaba alegremente hacía el cole acompañada de su mejor amigo, Stephano. Stephano era Italiano. Sus padres se habían trasladado a Madrid desde Roma hacía unos ocho años. Tenía unos siete años cuando se mudaron. Se había adaptado rápidamente a aquella ciudad, a aquél idioma, y a aquellos amigos nuevos que se hizo cuando llegó. Lo más difícil para él fue dejar a sus anteriores amigos, pero ellos le hicieron prometer que les escribiría al menos una vez a la semana.Y así fue durante esos largos ocho años, que se pasaron en cuestión de segundos. Stephano y Paz se hicieron amigos desde el primer instante. Desde el primer día, fueron inseparables. Y así fue hasta ahora. Eran almas gemelas, pero a la vez muy distintos el uno del otro, fisicamente como moralmente.
Paz tenía 14 años. Stephano 15. Paz era alta y esbelta. Stephano alto, pero más bajo que Paz y delgaducho, pero había empezado a desarrollarse, y se podía adivinar que en un futuro llegaría a ser fuerte y grande. Paz tenía el cabello marrón oscuro y ondulado, como su madre. Stephano lo tenía negro y corto. A Paz le gustaba vestir cómodamente, con camisetas y vaqueros, y no le gustaban generalmente las camisas, faldas y vestidos, pero si un vestido era especialmente cómodo, se lo ponía. Le gustaba calzar zapatillas y bailarinas, y en invierno íba a gusto con botas o botínes. A Stephano le gustaba la ropa pija, de marca, y le daba igual si era cómoda comosi no. Al llegar al cole, entraron directamente a clase. Ahora tenían dos horas de historia con el señor Rojas. Paz odiaba la historia. Solía escribir en su diario mientras el profesor esplicaba.

Lunes 23 de febrero.

Querido diario,
Estamos otra vez en el "apasionante" curso de Historia con el "apasionante" profesor de historia. Esto es un rollo absoluto. No entiendo como le puede gustar esto a Stephano. No debe de estar muy cuerdo, la verdad. Yo creo que deberían poner más horas de deporte, de música, de física y de artes pl en vez de poner CINCO horas de esta inmundez. Bufff...... Si es que no lo aguanto más... Menos mal que luego tenemos educación física, que es lo que compensa las dos horas de historia que tenemos. Que muermazo. Me pregunto en qué estará pensando Stephano. Seguro que en los romanos y todo lo demás. Si es que para mí los romanos son como miles de "Marvin el marciano". Bueno, me he quedado sin ideas, ni nada que escribir.
Pero la verdad es que estaría bien que Marvin le desintegrase la cabeza a Alfred M. Rojas...
¿ Ah, por cierto, sabes que a Stephano le gusta una chica ? Que ganas tengo de que suene el timbre para que pueda darle un poco la lata a Stephano... Je, je... Si es que en el fondo soy muy mala... Pero también me apetece ayudarle a conquistar a la chica de sus sueños.
Bueno, te dejo, que hay que apuntar un par de cosas en el cuaderno.
Paz

P.D. : La chica se llama Evelyn Bronson.
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- ¿ Preparado para perder la carrera ? - le retó Paz a Stephano.
- ¡ Vas a perder seguro !
Los dos se echaron a reír. Corrieron los dos hacia sus respectivos vestuarios.
Cuando Paz llegó, todas las chicas de su clase ya estaban allí, cambiándose.
- ¿ Qué hacías, Paz ? - le preguntó Melissa, una de sus mejores amigas.
- ¡ Eh, Mel ! ¡ No te había visto en toda la mañana !
Dicho esto, las dos se dieron dos besos, a modo de saludo.
- La verdad es que como en historia he estado sumida en mis pensamientos, no me he fijado en nadie... Lo siento.
- ¿ Bromeas ? ¿ Cómo me voy a enfadar contigo, chica estúpida, por sólo no haberme saludado ? - dijo Melissa, y acto seguido, se echó a reír.
- ¡ Paz !
Era Mónica, otra buena amiga. Se echó en sus brazos, abrazándola con fuerza.
- ¡ Mo ! ¡ Lo siento igualmente !
Paz se vistió rápidamente. Ya había perdido bastante tiempo en saludar a sus amigas. Al profesor Kingsley no le gustaba que sus alumnos tardasen en cambiarse. La verdad es que lo odiaba. Según él, eso estropeaba el orden de la clase, ya que perdían tiempo, y había menos tiempo para calentarse y hacer otros ejercicios. A Paz le caía bastante bien el profesor Kingsley. Aunque era severo en clase, era un buen profesor, y explicaba bien los ejercicios que había que hacer.
Paz solía sacar muy buenas notas, y eso le alegraba porque así podía recuperar el equilibrio en su media, ya que sacaba pésimas notas en ciencias y en tecnología. Y eso que le gustaban las ciencias. Pero no conseguía aprenderse las lecciones, ya que normalmente eran cuatro o cinco páginas (sin saltarse líneas).
Al acabar de vestirse, salió corriendo del vestuario, ya que sólo quedaban dos chicas. Las otras ya habían terminado por lo menos hacía unos cinco minutos.
Los otros alumnos de clase ya estaban calentando. Paz se unió al grupo sin decir nada, y evitando mirar al profesor Kingsley. Las dos alumnas que quedaban en los vestuarios llegaron cuando terminaron de calentar, y el profesor les mandó dar quince vueltas.

Después de clase, Paz fue corriendo al encuentro de Stephano. Cuando le alcanzó, se sintió sorprendida porque el chico tenía  el semblante serio y parecía trastornado.

- ¡ Eh ! ¿ Qué te pasa ?
- Nada.
- A mí no me cuentas novelas. Dímelo, por favor.
- ¡ Que no me pasa nada ! - le gritó. Acto seguido se marchó corriendo.
Paz se quedó allí, donde estaba, contemplando el lugar donde Stephano había estado hacía unos segundos. Estaba preocupada. ¿ Qué le habría pasado ?

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